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Foto del escritorEmiliano Terán

Bacubirito: 160 años del hallazgo del meteorito más largo del mundo




El meteorito Bacubirito, descubierto en 1863 en el pueblo del Camichín, en una apartada región al norte del estado de Sinaloa en México, ha sido objeto de fascinación e interés durante 160 años. Aunque durante mucho tiempo fue considerado el meteorito más grande del mundo, ahora ostenta el título del más largo con 4.1 m de longitud. A pesar del tiempo transcurrido desde su hallazgo, todavía persisten numerosos misterios en torno a él. Uno de los más intrigantes es el relacionado con las "cuatro edades" que se asocian a los meteoritos. Estas edades comprenden: la formación inicial del meteorito, el periodo que transcurrió mientras viajaba por el espacio, el instante en que impactó la Tierra y, por último, el día en que fue descubierto. Este ensayo explorará en detalle estas cuatro edades, centrando su atención en el emblemático meteorito Bacubirito.


Origenes


Los meteoritos son el resultado de eventos catastróficos en el espacio, tales como explosiones estelares, colisiones entre asteroides o fragmentaciones de planetoides. Estos fragmentos, según el lugar del objeto celestial del que provengan, se clasifican en tres tipos: rocosos (de la corteza), metálicos (del núcleo) y mixtos, que combinan características de los dos anteriores. México alberga una impresionante variedad de estos especímenes. Entre ellos, destaca el Bacubirito, un meteorito metálico que mide 4.1 metros de longitud. Asimismo, el meteorito de Allende, de tipo rocoso, ha sido esencial para obtener información sobre la antigüedad de nuestro sistema solar.


Si bien la mayoría de los meteoritos provienen del cinturón de asteroides, hay teorías que sugieren orígenes más distantes. Una conjetura planteada por el Dr. Nieto de la Universidad Autónoma de Sinaloa propone que el Bacubirito podría tener su origen en Alfa Centauri, la estrella más cercana al Sol, situada a 4.1 años luz de distancia, y no "millones" como se mencionó anteriormente. Esta hipótesis, aunque intrigante, requiere de más investigación para su confirmación.


El viaje a través del espacio


A medida que los meteoritos se desplazan por el vasto espacio, enfrentan una serie de transformaciones que son esenciales para descifrar la duración de su odisea. Estas transformaciones pueden ser detectadas mediante una variedad de técnicas y estudios. Por ejemplo, la exposición prolongada a los rayos cósmicos galácticos puede alterar la composición isotópica de ciertos elementos en el meteorito, y al analizar estos cambios, los científicos pueden estimar cuánto tiempo ha pasado desde que el meteorito se separó de su cuerpo progenitor. Además, la erosión espacial y las "cicatrices" térmicas pueden dar indicios sobre los ambientes a los que el meteorito ha estado expuesto durante su viaje.


Sin embargo, descubrir con certeza el origen específico de un meteorito y trazar su trayectoria completa es una tarea complicada que exige una investigación meticulosa y el uso de tecnologías avanzadas. Por tanto, es vital abordar estos estudios con un enfoque interdisciplinario y aprovechar todas las herramientas y conocimientos disponibles en el campo de la meteorítica.


El impacto


Al estudiar los impactos meteoríticos, es fundamental reconocer que estos eventos pueden tener repercusiones catastróficas. Si bien la identificación precisa del momento y lugar de caída de un meteorito puede ser un desafío, hay señales reveladoras: una trayectoria brillante en el cielo, un retumbar producido por ondas supersónicas, y sutiles vibraciones captadas por sensores geológicos. Un ejemplo emblemático de tal impacto es el que condujo a la extinción masiva del Cretácico-Paleógeno. Un meteorito de aproximadamente 10 km de diámetro colisionó en la Península de Yucatán, dando lugar al renombrado cráter de Chicxulub.


Con respecto al meteorito Bacubirito, se han postulado diversas teorías sobre su origen y trayectoria. Una conjetura sugiere que el meteorito pudo haberse desplazado desde otra ubicación del planeta, arrastrado por el deslizamiento de tierras durante el deshielo de alguna era glaciar. Esta teoría se apoya en la observación de los patrones de desplazamiento de enormes rocas en regiones previamente cubiertas por glaciares. Otro aspecto a considerar es la posibilidad de que, al entrar en la atmósfera terrestre, el meteorito se fragmentara en varias partes. La presencia de un marcado corte en uno de sus lados podría ser testimonio de este evento, sugiriendo que otras piezas pudieron haber caído al mar o en áreas cercanas.


El hallazgo de Bacuburito


Uno de los momentos cruciales en la historia de los meteoritos es su hallazgo en la Tierra, que representan la cuarta y última edad en la vida de un meteorito. Tal es el caso del meteorito Bacubirito, que fue descubierto casualmente por un campesino en las cercanías del Camichín. Una localidad ubicada a casi 10 km del pueblo de Bacubirito. Este hallazgo capturó la atención del Ing. Mariano Bárcenas, un eminente científico mexicano del siglo XIX, que no solo difundió la noticia, sino que también lo catalogó como uno de los meteoritos más imponentes del mundo debido a sus impresionantes dimensiones y peso.


El papel del Ing. Mariano Bárcenas en la promoción y defensa de los meteoritos fue más que destacado; fue transformador. Su visión, amplia y profunda, reconoció la importancia científica y cultural de estos viajeros espaciales. Gracias a su esfuerzo incansable, logró que los meteoritos no solo fueran reconocidos, sino también valorados como testimonios vivientes de la vastedad del cosmos. Junto a él, el Ing. Antonio del Castillo Patiño, con quien compartía una pasión y un propósito común, fue instrumental en este movimiento. Ambos, con una visión compartida, se propusieron que estos preciados objetos celestes fueran declarados patrimonios inalienables de la nación. Pero su misión fue más allá de la mera protección legal. Trabajaron de la mano para establecer protocolos y procedimientos que aseguraran la correcta catalogación y estudio de cada meteorito hallado.


La dupla Bárcenas-Castillo no solo se quedó en el ámbito de la investigación. Entendieron la necesidad de acercar estos descubrimientos al público general. Impulsaron campañas de difusión, charlas y exposiciones para que la gente pudiera apreciar, entender y sentirse parte del maravilloso mundo de los meteoritos. Su legado, por lo tanto, no se circunscribe únicamente al ámbito científico; dejaron una huella imborrable en la educación y cultura mexicana, demostrando que la ciencia y el conocimiento son, en última instancia, para el beneficio y disfrute de todos.


Comentarios finales


En conclusión, los meteoritos son testimonios fascinantes de la inmensidad del cosmos, portadores de historias que trascienden el tiempo y el espacio. México, con su rica colección de estos viajeros estelares, ha contribuido significativamente al entendimiento global sobre estos fenómenos y, por extensión, sobre el universo en el que habitamos. La labor visionaria de figuras como el Ing. Mariano Bárcenas y el Ing. Antonio del Castillo Patiño ha sido instrumental en este proceso. Su esfuerzo por reconocer, proteger y difundir la importancia de estos meteoritos no solo ha dejado un legado científico, sino también cultural, recordándonos la interconexión entre la tierra y el vasto cosmos que nos rodea.


Emiliano Terán Bobadilla

Referencias


  1. Terán, E., Abundis-Patiño, J.H., Añorve, C., et al. (2017). On a Novel Geometric Analysis of the Bacubirito Meteorite. Earth Moon Planets, 120, 101-111. https://doi.org/10.1007/s11038-017-9507-8

  2. Terán, E., & others. (2018). Bacubirito: the longest meteorite in the world. Astronomy & Geophysics, 59(2), 2.30-2.31. https://doi.org/10.1093/astrogeo/aty084

  3. Terán, E. (2019). Bacubirito: An Outstanding Cosmic Sample on Earth. In A. Pepe & Q. Zhao (Eds.), Geospatial Analyses of Earth Observation (EO) data (pp. 110-120). IntechOpen. DOI: 10.5772/intechopen.88831


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